Desde siempre me sentí atraída por la Ciencia, me fascinaba entender el porqué de todo, especialmente, como agrupaciones de pequeños átomos eran responsables de influir en nuestro cuerpo, comportamiento y emociones. Por eso estudié Químicas.
A pesar de ser bastante racional no dejaba de interesarme en observar, cómo determinadas actitudes predisponen a padecer algunas enfermedades.
Durante una parte de mi vida trabajé en el sector Farmacéutico y Cosmético, pero veía muy simplista que la ciencia se apoyara únicamente en hechos empíricos, aceptando como real sólo aquello que se pudiera medir, dejando de lado otros factores como las emociones y sentimientos.
Por esta razón, hace unos 10 años di un giro profesional hacia el mundo de las terapias alternativas, como la Naturopatía, y ahora la Medicina China.
Y es aquí dónde encuentro más respuestas. El cuerpo se contempla como un “todo”. Es indivisible la relación e influencia entre diferentes órganos y la energía que circula a través de ellos. No se puede separar un síntoma o desequilibrio de causas físicas, emocionales, mentales, ambientales…
Todo está relacionado en constante dependencia.